Demasiadas
vueltas ha dado el planeta,
la realidad
agobia,
asfixia la
cruel omnipresencia tecnológica.
todo se
cierne sobre ti en un suicidio trágico.
Acelera el
metro, acelera el tráfico.
La muerte y
la miseria también aceleran.
Y, mientras,
tenemos los miembros congelados.
Nada
hacemos, nada queremos, nada movemos
-salvo los
dedos sobre un teclado-.
Nada podemos
y no sé por dónde empezar.
Dime, qué se
siente al renegar de Dios
y cambiar la
promesa del paraíso
por la
promesa eterna de la jubilación.
La esperanza
pervive a la vuelta de la esquina,
hacemos vida
en los márgenes de la rutina.
O coges el
ritmo o te quedas fuera, no hay solución.
Descansarás
cuando llegue el sueño de los justos,
la entrada
al Edén solo se gana a pulso.
Que pidas una
vida digna es un insulto.
Alquila un
piso e hipoteca tu futuro.
No pidas
tiempo, no pidas paz, no va a haber indulto.
Los que
prometieron asaltar el cielo
recalificaron
el terreno y lo hicieron suyo.
Poco
martillo y mucho yugo.
Muy poca
hoz, promesas a viva voz:
ese ministro
ahora es un cagón.
No queremos reformas,
queremos heredar el mundo.
El Che
Guevara ahora compra en Zara,
compra
comida precocinada,
compra la
libertad en monodosis de fin de semana.
Es la rebelión
encapsulada, solo está en mi camiseta serigrafiada;
ni en el
sindicato, ni en las facultades ni en las plazas.
Ahora no hay
tiempo para hacer la revolución.
Se acaba el
tiempo, quieras o no:
porque ya
llegan las siete plagas, el dedo en la llaga,
crimen y
castigo para la raza humana.
La vida solo
es privilegiada para quien no mira el reloj.
Llega la
muerte, échalo a suertes.
O tú o yo,
se acaba el tiempo quieras o no.
Llega la
muerte a un mundo histérico.
Es la
pandemia de lo vírico, de lo etílico,
el circo
político, un alarmismo cínico:
han montado
una fiesta en Telecinco,
son
doscientas horas de programa con el drama clínico.
Tú abrázame
hasta que se pudra el cielo,
hasta que se
sequen los ríos,
así mañana
ya nos habremos despedido.
Abrázame
mientras dure el ruido,
abrázame
mientras esta vida no tenga sentido
y así
siempre estaré contigo.
Lo dijo el
replicante: vivir con miedo es ser esclavo.
Dame la
mano, que hoy nos liberamos.
Hagamos
nuestro mundo de las ruinas, de los retazos.
Vamos a
quemar el calendario.
Olvidemos la
rutina, estrechemos lazos.
Porque si no
te mueves, no sientes tus cadenas;
así que agítate
y escúpele al sistema.
Hagamos vida
más allá, a nuestra manera.
Apoyo mutuo
y solidaridad:
apostemos
por acabar con las apuestas,
apostemos
por una vida sin formas de vivir incorrectas.
Si tú y yo
caminamos, no hace falta nada más.
La revuelta
más sencilla comienza en la mismidad.
Que acelere
el mundo, que le vamos a dar la vuelta;
que hablen,
ladren y vengan.
estamos
construyendo una nueva realidad.
Abrázame,
nuestro es el tiempo que nos queda.
Abrázame,
que pronto se abrirán las grandes alamedas.
Y será
nuestra la vida entera.