Como es
tradición cada medio año, celebramos un debate electoral.
Riña de bar,
juego de egos, carrera por la comandancia paramilitar.
Los debates
sirven para comprobar lo mucho que no les importamos.
Cada frase,
cada gesto y cada candidato son un salto mortal.
Hay un gran
abismo entre nuestra tierra y su Parnaso.
Su rutina
electoral es situación anómala.
Que, aquí,
la vida es eso que pasa entre recesión y recesión económica.
Solo somos
números, papeletas; somos estadística anecdótica.
Y sabemos
que la realidad no es como ellos la relatan.
Su tele
miente, pudre y envenena. Jamás fue un espejo de ida y vuelta.
Son Bertín,
Ana Rosa, El Hormiguero, Susanna y la Sexta;
pantallas de
humo, blanqueamiento del fascismo por línea directa.
Que ardan
Mediaset y Atresmedia; que, mientras hacen su labor carroñera,
la kelly y
el obrero del metal se dejan el alma en la huelga.
Porque hay
un conflicto, aunque siempre lo hayan negado.
La calle
hierve a cuarenta grados, sea invierno o verano; por una vez, no es el cambio
climático.
Son los
pensionistas reclamando lo que ya habían luchado.
Es la gente
que grita, pelea y protesta: los bomberos, la estiba y el repartidor de
bicicleta.
Es la
juventud huérfana de futuro, aplastada por el pasado.
Somos un
todo ajeno a mítines y despachos: sois proletarias y proletarios,
porque vivís
por y para el trabajo asalariado.
Somos la
respuesta que nadie jamás nos ha dado.
Contra el
obispo de terapias y armarios, contra el general de manifiesto franquista;
contra el
Amancio que defrauda, explota y roba la plusvalía.
Es muy
sencillo: si te joden, rechistas. Que hay motivos de sobra para que la lucha
persista.
Son el
homófobo, el rico, el racista, el machista.
Solo las disidencias
juntas hacen un pueblo fuerte que pelea por su vida.
Porque
quiero a las compañeras libres y siempre vivas;
porque
quiero para nuestros padres pensiones y una vida digna;
porque
quiero un futuro de gente valiente y que resista;
traigamos
solidaridad, apoyo mutuo y cuidados contra la pesadilla.
Me tendréis
al lado cuando perdamos la voz, me tendréis al quedarnos sin saliva.
Porque solo
hay una salida; solo hay luz en la ofensiva.
Somos la
clase con memoria, siempre erguida.
En la calle,
iremos con la turba y los apaleados.
Porque es la
Ley del Talión y nunca ha sido complicado:
será ojo por
ojo cuando vuelen las balas de goma.
Que lo sepan
los traidores y los siervos del Estado;
a ellos no
los salva ni el blindao ni la furgona.
Queremos
cambios más allá de las siglas en la papeleta.
No queremos
a Errejón, ni con ni sin Carmena.
Un solo
partido socialista es más que suficiente condena.
No más
promesas de asalto a los cielos en vano;
el único
paraíso será lo terreno, será nuestro.
No más
populares ni naranjitos que lo apoyan;
no más
banderas españolas, no más joyas, no más Leonor.
Guillotina para
la corona, por la gracia de Dios.
No más
ultraderecha consentida. Contra el neofascismo, respuesta combativa.
No más
políticos a sueldo de empresas.
Sin
partidos, sin corbatas, sin Parlamento secuestrado.
Sin debates,
sin urnas con destino prefijado.
Metiendo
fuego al salón de juego; expropiando a los que tributan fuera;
autogestión
en casa, en la ciudad, en la asamblea.
Mano con mano, sin ellos en la lucha y la reyerta.
Que si unimos fuerzas, la vida entera será nuestra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario